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El reto de gratitud de 7 días

Este fue un reto de redes sociales, que consistía en dar gracias por tres razones durante 7 días. Dia 1 1. Doy gracias a Dios por mi vi...

lunes, 10 de mayo de 2021

Para variar, hablemos de la pandemia

 



Al vivir tan aterradora y generalizada amenaza de enfermedad y muerte, ¿habremos entendido lo suficiente que el planeta no nos pertenece en exclusiva y que debemos compartirlo con otras especies que necesitan y merecen sus espacios? ¿Sabremos ya que el dinero no lo compra todo y que nada reemplaza la placidez y el respaldo que da la familia que hemos conformado y cuidado con esmero? ¿Aprenderíamos que la vida es sencilla y simple como la entienden los niños y que somos nosotros, los adultos, quienes la complicamos innecesariamente?

Al crecer, perdemos la risa fácil y el disfrute de lo cotidiano porque los cambiamos por la avaricia y la ambición del tener; abandonamos la espontaneidad, al actuar con intención o con actitud estudiada; olvidamos la transparencia en nuestros actos porque perdimos la confianza en los demás, o porque nuestras intenciones no son presentables. Así como los juguetes de la infancia los hemos ido cambiando por sofisticada tecnología, los juguetes de los adultos cuestan una fortuna y en ese desear, olvidamos que hay quienes necesitan lo que para nosotros no es indispensable. El mundo de hoy es ingrato para muchos, de excesivo sufrimiento para otros y de absoluta abundancia y derroche para unos pocos. Esa desigualdad da origen a muchos de los acontecimientos que vivimos y que nunca terminamos de entender.

Cuando niños, tenemos absoluta confianza en que alguien mágico nos protege, nos cuida, nos ama y nos ayuda a solventar nuestros problemas. Mucho mas tarde sabemos que aquello tenía el nombre de papá y mamá, pero no hacemos la transición de esa confianza a quien más nos ama, nos cuida, nos protege y nos ayuda a solventar nuestros problemas cuando lo pedimos o necesitamos. A quien nos regaló un planeta auto-sostenible, con abundancia de recursos y nos dotó de inteligencia para manejarlos. Pero lo estamos destruyendo, le estamos heredando a nuestros hijos los desechos de lo que nos hemos gastado sin reponer o derrochado sin previsión. Ante una amenaza real, nos acordamos de que “alguien” aún nos ama, nos cuida, nos protege y nos ayuda a resolver nuestros problemas. Entonces, luego de desconocer sus mandatos, de hacer añicos su obra y de olvidarnos de El durante toda la vida, le suplicamos su ayuda y prometemos un cambio ya más difícil de lograr.

Siempre he creído que mientras más pronto entiendas el significado y el aprendizaje que te ofrece aquello que te está amenazando, más pronto se supera. En una psicoterapia, el conocer la génesis y el porqué de las manifestaciones perturbadoras, acerca casi indefectiblemente al procedimiento adecuado y la mejoría o curación de los síntomas. Yo creo que eso se extiende a muchas de las vivencias que consideramos injustas, excesivas, dolorosas y que algunos señalan como castigo de Dios. Por el contrario, creo que son oportunidades de aprendizaje que te serán necesarios en algún momento de tu camino. De allí la importancia de saber por qué y para qué lo estamos viviendo.
En esta pandemia que padece el mundo entero, cada quien se identifica mejor con alguna de las hipótesis sobre su aparición. Yo no quiero entrar en una controversia conceptual al respecto, pero sí quiero resaltar la importancia de entender por qué y para qué la estamos sufriendo, de manera que al superarla seamos mejores seres humanos y logrando que lo sea la mayoría, podamos también hacer del mundo uno mejor, más justo y más amable para todos: para todos los seres vivos y para las futuras generaciones. Solamente de nosotros depende que así sea y que esta experiencia dolorosa nos permita recobrar la sensibilidad y el respeto por lo que nos rodea .

Con ocasión del paro nacional

 No entiendo. Será la diferencia generacional, los principios y valores que adopté cuando todavía se usaban, el amor a mi prójimo como manda Dios Nuestro Señor o que definitivamente no  entiendo. Cual torpe o bruta.

Me entretenía mucho viendo en redes, más que el post, los comentarios de la gente. Me reía con muchos de ellos, disfrutaba de la creatividad y la chispa que exhibían y el paseo por las redes resultaba refrescante. En unos pocos años el irrespeto, la vulgaridad, el insulto, la calumnia, la tergiversación, se apoderaron de gran parte de los contenidos y para mi está resultando un estrés adicional, que no necesito. En estos días el comportamiento de los manifestantes me ratifican en mi apreciación con creces.
Me duele el alma. Me duele el dolor de madres, padres, esposas e hijos. Me duele esta patria acogedora que hice mía y hoy se escapa de mis manos. Me duelen los sueños perdidos, el futuro incierto, las metas desdibujadas. Me duelen las nuevas generaciones, sanas aún, de pensar en el mundo que van a encontrar. Me duele repasar  una vida encaminada a construir y compartir y que hoy enfrenta el riesgo de que todo se destruya.
Es alucinante la devastación familiar, social y cultural que muestra la juventud, una juventud que antes formábamos para que
estuviera encaminada a edificar una vida digna, productiva, solidaria ya que estaban llamados a dirigir el destino del país.
Esto ya se nos salió de las manos; han sido muchos años de un trabajo silencioso pero eficaz, que ha logrado permear las instituciones, corromper funcionarios, transformar conciencias para que lo que siempre fue bueno, hoy hacerlo pasar por malo. Lo que antes fue malo, hoy lo ambicionan los chicos para completar por sí mismos el desarrollo libre de su personalidad.
No entiendo el tamaño del odio que han logrado infundir en los corazones juveniles, que antes veían el mundo de un bello color y los suficientemente amplio para todos. Una juventud que luchaba para lograr sus metas sin pensar en los lucros del vecino, sin envidiar los del poderoso, sino conscientes de que el éxito es el resultado del esfuerzo, la perseverancia, el tamaño de sus objetivos, y la disciplina para alcanzarlos.
Ver la sevicia con la que torturan a un policía, saquean comercios sin pensar en el daño que causan a un semejante, sin importarles el dolor que infringen a una familia; ser testigo de la ceguera a veces torpe, a veces elegida como norte de sus actuaciones y sus conceptos; ver a un joven rendir honores al che Guevara sin saber siquiera la realidad de su trayectoria mientras se ensaña en desprestigiar y calumniar a quien le han hecho creer que no merece su respeto ni su consideración. Verdad o mentira? no importa, no se cuestiona: el solo oye y confía. Divulga y disfruta porque es el odio el que le guía y hacer más pequeño y miserable al otro, le hace sentir más grande y poderoso a él.
No entiendo y quisiera hacerlo porque alguna razón los debe llevar a incorporar a sus vidas un proceder que solo les conduce al fracaso y al desprecio de la gente. Conociendo esa motivación, a lo mejor algo se puede hacer todavía para enderezar el camino de piedras que va recorriendo y llevarlo a aquel que le conduce al bien y la gracia de Dios.  
Si, oremos por ellos pero también hagamos el propósito de contribuir a su resocialización. Al menos a intentarlo. Hagámosle saber que el mundo los ama si lo que él entrega es amor; enseñémosle que la vida le envuelve en papel de regalo aquello que quiere lograr y lo emprende por el camino correcto. Demostremosle que vale la pena vivir al derecho y que la tranquilidad de conciencia y el deber cumplido le harán conocer lo que es la verdadera realización. Si permitimos que estos muchachos continúen por el camino del odio que les han mostrado, seremos cómplices de la degradación del ser humano y del planeta entero. No falta mucho.

miércoles, 24 de febrero de 2021

Homenaje a Herbin Hoyos

 Hace 18 años el ELN secuestró a mi esposo. En medio de la angustia, incertidumbre y pánico que esa situación genera en toda la familia, encontramos en un programa radial la forma de llevar una voz de aliento al secuestrado; aliento que él reconoció luego de su liberación, que había sido como una luz en un escenario oscuro como la misma noche siniestra de la selva. Desde allí nació un sentimiento de gratitud por quien había hecho posible algo que parecía imposible: lograr comunicación del rehén y su familia.

Luego de superado ese infortunado y triste suceso, el nombre del periodista empezó a hacerse familiar y lo seguíamos en muchas oportunidades, sintiendo ese alborozo en el corazón que vivimos nosotros un día; esta vez por las familias que tenían esa misma oportunidad feliz.
Años después casualmente nos presentaron en Bogotá, lo cual me dio mucho gusto y la oportunidad de expresarle nuestra gratitud por su obra. Y volvimos a perderlo de vista, no así a sus noticias y logros de su hermosa labor humanitaria. Llegó, muchos años después, la oportunidad de apoyarlo aquí en Santander con otro proyecto, tan grande como su amor por la patria, en la promoción del llamado Referendo 2019. Trabajar a su lado fue una tan dura como bella experiencia que me enseñó lo que era el patriotismo, el desprendimiento, el amor generoso por sus coterráneos. Conocí ya de cerca a un ser humano extraordinario; si su estatura física no fue sobresaliente, sí lo fue su talla moral, su entrega a una labor de altísimo riesgo con el único interés de preservar la democracia para que la disfrutáramos todos los colombianos.
Lograr las firmas necesarias y los recursos para ello, no resultó una tarea fácil. Encontrar tanta indolencia en la gente fue un golpe que nunca logré asimilar. “Aquí no va a pasar nada”, “no firmo porque eso es de Uribe”, “sigan creyendo en el castrochavismo” “no porque igual en este país nunca pasa nada” “no me interesa la política” fueron frases que se repitieron con una frecuencia insospechada. Y en esos días de desesperanza, llegó la Navidad y Herbin decidió suspender la recolección de firmas para reiniciarla el año siguiente. Allí conocí otra faceta de este periodista irreemplazable: la perseverancia. No decaía su ánimo, no se sentía vencido, no concebía la idea de fracasar. Fue una gran lección para todo el equipo que cada día sentíamos mas pesada la tarea. La pandemia luego suspendió indefinidamente las actividades, pero meses después, el presidente Uribe se interesó por la propuesta de Herbin y se empezó a acariciar la idea de hacer un nuevo referendo, esta vez con mejor respaldo económico y publicitario. Lo único que lamentaría si esto se hace realidad, es que Herbin no hubiera podido disfrutar del éxito de su idea.
Los días de compartir su labor y la gratitud y afecto que nos inspiraba, consolidó una amistad que podíamos disfrutar cuando venía a la ciudad a alguno de sus trajines y se hospedaba en nuestro hogar. En las pocas horas de asueto que le quedaban, nos deleitaba con sus experiencias vividas en tan variados escenarios, países y continentes por los que transitó en algún momento de sus actividades como reportero de guerra. Mi esposo se admiraba hoy de una vida tan fructífera y valiosa en tan pocas décadas vividas. “Cuánto le rindió la vida” me decía repetidamente y qué hermosa huella dejó a su paso, pensaba yo. Y eso que no les he contado que además fue piloto, harlista, adiestraba culebras y nunca dijo un no a una solicitud de ayuda; el manejo de su tiempo es algo que lo engrandece más aún, si eso es posible.
Durante el confinamiento impuesto por las autoridades a causa de la pandemia, otro proyecto se cristalizó en la mente brillante y solidaria de Herbin. Descontento con la actuación de la Comisión de la verdad de la JEP y decidido a empoderar su proyecto de víctimas del conflicto, dio vida a su último propósito: creó lo que llamó la “Comisión Civil de la Verdad” para desmontar la impunidad de la que han gozado los terroristas a raíz del acuerdo de paz, dar a conocer al país la verdad de las mentiras que apoya la JEP y denunciar nacional e internacionalmente la realidad de las atrocidades de la guerrilla y la poca importancia que han merecido sus víctimas en este mal llamado proceso de paz.
Tantos años de contacto con los actores del conflicto y sus fechorías y tantos años de apoyo a las verdaderas mártires de tan inhumanas y sangrientas guerrillas resultaron en una fundación de apoyo a las mujeres reclutadas que llamó La Rosa Blanca y en un archivo envidiable de datos, documentos, videos, fotos y testimonios de las mayores infamias cometidas por quienes hoy posan de defensores de la paz y pretenden legislar a su acomodo.
Ese material tan cuidadosamente recopilado y confirmado, fue el eje de la labor para la Comisión Civil de la Verdad. Algunas denuncias ampliamente documentadas alcanzó a dejar ya radicadas en los diferentes entes jurídicos, respetando el protocolo y las estrictas normas de manera que aseguren un tránsito exitoso por todos los despachos de los verificadores de la información. Pero, además, el ejemplo de Herbin ha permeado la voluntad de todos los colaboradores de esta justa misión y hemos reafirmado el compromiso de llevar adelante el proyecto hasta completar y hacer realidad la victoria que su autor concibió. Será el mejor homenaje a la memoria de un grande.
No puedo despedir a un héroe, soñador, patriota, obstinado, valiente, compasivo y altruista ser humano sin agradecer a Dios por haberlo puesto en mi camino, justo para hacer realidad la comunicación tan deseada con mi esposo secuestrado y luego cuando se despertó en mí el deseo de advertir a los colombianos que no le permitieran a un grupo de personas que no han ocasionado sino daños al país y a las familias lograr, con su discurso sagaz y populista, la toma del poder para empañar el futuro de la nación. En esos dos momentos tengo que reconocer y agradecer el aporte valioso y desinteresado de Herbin a nuestras vidas.
Estoy segura de que el Creador le tenía reservado un puesto de honor en el paraíso, pero héroes como Herbin no nacen todos los días y tendremos que lamentar por siempre, haber perdido un faro que iluminaba el camino hacia el incierto porvenir de los colombianos.