Entrada destacada

El reto de gratitud de 7 días

Este fue un reto de redes sociales, que consistía en dar gracias por tres razones durante 7 días. Dia 1 1. Doy gracias a Dios por mi vi...

sábado, 26 de agosto de 2017

Lo que aprendí de pequeña


Cuando yo era pequeña, pocas cosas me molestaban más que la razón que esgrimía mi madre para negarme un permiso: "tu padre dice que no". No había porqué que valiera; cualquier pregunta o insubordinación era considerada una falta de respeto y ello merecía más rebeldía de mi parte y más restricciones paternas. Desde entonces, y han pasado unos cuantos años, me indigna que se tomen decisiones que no puedan sustentarse o que no exhiban argumentos para sostener una posición personal. No me inspira respeto una postura edificada sobre una quimera o sobre juicios ajenos, que parecen obedecer a la prática de ir donde va Vicente. Eso me ha pasado desde hace 4 años con quienes están a favor de la paz de Santos o dicho de otra forma: de los acuerdos de La Habana. He pedido un par de veces en este muro que me convenzan, que me den fundamentos, razones o análisis que me hagan reflexionar sobre la conveniencia de apostarle a esta paz. Los posts quedan sin una sola respuesta. Ni una sola! Ah pero cualquier mención al presidente Uribe sí merece una ráfaga de disparos de agravios sazonados muchas veces con palabras de muy baja reputación.
Todo ello me lleva a lo aprendido en mi niñez: no respeto posiciones que no se puedan sustentar.
Deduzco entonces, si no hay argumentos a favor y por las razones que algunos manifiestan apoyar los acuerdos, que están construidas sobre esperanzas, anhelos, ambiciones o peor aún, sobre impulsos de venganza contra quien ha sido su principal opositor. Es común oír que es mejor la paz que la guerra. A ver: cuál guerra? cuál paz? la que nos ha prometido quien ha sido el mayor mitómano de la historia en los gobiernos de este país? Aún les merece una pizca de credibilidad? Todavía no se han dado cuenta de que todo este andamiaje que nos han querido vender está construido para convencer? para dominar voluntades? para hacernos pensar con el deseo?
Un personaje que dice que la economía va bien cuando las cifras lo desmienten; que afirma que ya no existen las Farc cuando sus jefes han prometido que si el próximo presidente es Uribista irán al combate de nuevo; un mandatario que calla ante el sufrimiento y los atropellos que padece el pueblo hermano de Venezuela porque parece deberle algo al malhechor; un líder que designa a su hermano de izquierda declarada y elige un escenario socialista totalitario para sus conversaciones con la insurgencia marxista; una persona que acudió a la indignidad con tal de ganar la segunda vuelta de su reelección; alguien que ha perseguido a servidores de la patria para acallar la oposición como el intento de asesinato a F. Londoño, la cárcel para L.A.Ramos, el General Mejía y tantos otros que han terminado o terminarán por salir libres de culpa dejando ver una vez más las razones de su silenciamiento. Un presidente a quien el humo ya no le alcanza para las cortinas que ha debido levantar en casos como Odebrecht, el Andino, los aviones militares derribados, los doce millones de dólares de su primera campaña, la posición asumida frente a las evidencias de corrupción de sus impolutas funcionarias así como del gerente de su campaña presidencial, untado hasta la frente en actos de corrupción. Un gobernante que ha volteado a su favor a la prensa y la televisión, al fiscal, a la mayoría del congreso, a la justicia y a las altas cortes. Un presidente, en fin, que ha merecido con creces su reputación de mentiroso y la nariz pinochezca con la cual lo retratan los caricaturistas que aún se atreven a exponer su posición política en este país ya no del Sagrado Corazón sino de los Santos... pero de segundo apellido Calderón. A esta persona le podemos consignar nuestras aspiraciones y deseos por un mejor país? Estamos conscientes de cuánto estamos arriesgando?

Colombia es una fiesta!

Colombia definitivamente es una fiesta. El colombiano es un ser excepcional: humilde, tolerante, tranquilo, confiado, inmutable. Felicitaciones! así debe ser y sobre todo para qué preocuparnos por la patria? finalmente los hijos son prestados y más adelante se irán por el mundo y harán nido en algún otro país. Los bienes son temporales, no podemos llevarlos a la tumba, entonces para qué cuidar lo que hemos conseguido si algún día lo vamos a perder? Mejor la indolencia, la sumisión.. así no sufrimos tanto pues hay que conservar el buen humor para la navidad que ya llega, el carnaval de negros y blancos o el de Barranquilla. Ah y el partido de Colombia. Eso sí es saber vivir! Qué importa que la economía esté en franca caída, que las víctimas del conflicto sean compensadas con un exprimidor, que la justicia le haga apología al delito, que nuestros victimarios se paseen por las universidades revistiendo de gala sus fechorías, que se burlen de todo un país; qué importa eso! para cuidarnos está la policía y para manejar el país el presidente y su séquito. Allá ellos! Además ya está muy repetitivo el tema de los acuerdos, de la paz, de la implantación de un gobierno marxista, de los bienes de la guerrilla y en realidad qué importa todo eso? mientras tengamos trabajo, techo, comida y diversión qué mas queremos? Eso de la política dejémoslo a los políticos, para eso se les paga... o... no se les paga? se pagan ellos mismos con nuestros recursos? bueno, a la final es lo mismo, de algo tienen que vivir y además se ocupan de esas cosas aburridoras que a la mayoría no nos interesan. Ahora con el cuento de las elecciones pretenden que un domingo, oigan bien: un domingo de descanso justo y necesario salgamos a votar. Para qué si finalmente ganan los mismos de siempre que deben estarlo haciendo bien porque nunca se renuevan. Además los domingos hay partidos, hay que distraer a la familia, sacar la novia al cine, los nietos al parque... eso que voten los que saben de eso, igual a uno no le afecta.
Si ven cómo es que se vive bien? hay que adaptarse a todo, como los colombianos! por eso somos uno de los países más felices, todo lo demás que espere. Tiempo es lo que hay y confianza en que todo va a estar bien, o mejor. Eso prometió el presidente. Y es más cómodo creer, confiar, esperar, delegar; amanecerá y veremos....

Mis "Bodas de Amatista"


 

Sin entender a qué hora transcurrió tanto tiempo y vivimos tantos acontecimientos, hoy 8 de Agosto celebramos 47 años de haber dicho el sí definitivo ante un sacerdote y ante un notario, como era mandatorio en esa época. Un “Sí, para toda la vida” que no mereció mucha credibilidad ante quienes consideraban prematura e irresponsable nuestra decisión. Con un semestre universitario como único patrimonio académico, emprendí el camino nuevo de aprender a ser esposa, nuera, cuñada y casi enseguida, mamá. Aprendizaje que no lo facilitó la convivencia con mi familia política, que acababa de conocer y la llegada a una sociedad cerrada y conservadora, nueva para mí.

Con la responsabilidad que le debía a mi propia y obstinada decisión de contraer matrimonio a mis 18 años, emprendí la tarea que se veía recompensada por una inexplorada y excitante sensación de libertad que no había vivido y el amor, apoyo y compañía que me brindó mi recién estrenado y muy adorado esposo.

Cuánto aprendí y cuán gratas eran las lecciones de vida que recién comenzaba a apreciar. De pocas amigas, como he sido siempre, congenié y compartí con contadas personas con quienes perdí contacto una vez nos trasladamos de ciudad, dos años después del día de aquel irresponsable sí. Solamente un afecto que surgió por la afinidad y la comprensión se mantuvo y creció con los años hasta el punto de ser ella la hermana que no tuve y una cuñada excepcional, de quien he recibido solamente afecto, bondad, soporte y acompañamiento.

Pasaron los años rápidamente; de Santa Marta nos trasladamos a Valledupar, donde viví tal vez los mejores años de mi vida nómada. La finca estaba cerca y podíamos compartir mucho más tiempo mi esposo y yo y los dos hijos que llegaron por esos tiempos. La vida en Valledupar era tranquila; no era fácil decidir si  los días calurosos eran efecto del sentir vallenato, de la energía de su música bonita o del calor humano y la hospitalidad proverbial de la región. 

Sin querer, resulté viviendo en Barranquilla donde nació nuestro tercer hijo, conocí la soledad  y tuve la oportunidad de comenzar y terminar una carrera universitaria. La consecuente sobre-actividad de ser esposa, madre, muchas veces padre, ama de casa y estudiante hizo que los años transcurrieran rápidamente y de nuevo nos sometimos a un traslado que aprecié y agradecí mucho a mi esposo, pues se trataba de estar cerca de mis padres y hermano que tenían verdadera devoción por sus únicos nietos y sobrinos y eran mi única familia de sangre en el país.

Bucaramanga fue por fin mi último asentamiento (eso espero sinceramente) y en ella encontré una patria chica que pudo suplir en mucho a la mía propia y dar por terminada la búsqueda de estabilidad. Aquí llegó al hogar nuestro cuarto hijo y meses después vivimos el más doloroso episodio que pueda un padre imaginar: la absurda pérdida de una hija muy deseada y disfrutada en cada uno de sus 9 años de vida.

El amor y el gozo no permiten tanto crecimiento ni tanta madurez como el dolor y la incertidumbre. Nos llegó la hora de un nuevo aprendizaje, que para mí era refrendar, aunque en un grado superlativo, el vivido durante la pérdida de mi primer hogar familiar y territorial.

Durante todo este recorrido, fuimos una pareja que sin compartir muchas afinidades y permaneciendo mucho tiempo alejados físicamente por la atención que requería el negocio familiar, crecimos y maduramos juntos y eso hizo fácil la convivencia y amable el tiempo compartido. El reencuentro no era momento para distribuir responsabilidades ni repasar rutinas o sentimientos negativos. Sufrimos y disfrutamos juntos de la experiencia de ser padres y abuelos; de mis distintos roles como madre, hija y esposa dedicada y más tarde como trabajadora y empresaria llena de requisitos y nuevos compromisos. Mi esposo ha permanecido a mi lado, permitiéndome ser y crecer a mi capricho y seguramente haciendo ajustes de adaptación a cada nuevo rol y lo que ello conlleva en novedad y evoluciones. El camino ha sido largo y muchas veces difícil e incierto; lo hemos vivido en paralelo si se trataba de permitirnos ser y desarrollarnos y en estrecha unión cuando se ha tratado de apoyarnos, luchar y enfrentar tantas responsabilidades, alegrías, angustias y sufrimiento.

El balance que hoy he querido elaborar para conmemorar 47 años de vida en común, ha sido positivo; nunca me arrepentí lo suficiente de aquel sí irresponsable. Nunca fue tanta la decepción como para separarme del destino elegido y aunque hubo buenos, regulares y malos momentos, la decisión tomada una vez la refrendaría si fuera necesario. Y me gustaría volver a empezar.... me encantaría revivir lo vivido y sólo cambiaría mi proceder y mi manejo en algunas circunstancias que me sorprendieron sin haber crecido lo suficiente.

A Dios agradezco la misión encomendada y el soporte amoroso para vivirla y completarla. A mi esposo su amor sin condiciones, su comprensión y compañía. A mis hijos su aporte inmensurable a la consolidación y  disfrute familiar. A mis nietos su carga de juventud y alegría refrescantes luego del largo trayecto recorrido. Es gratificante sentirse en el lugar adecuado y con las personas adecuadas. Celebro entonces hoy estas bodas de amatista con gratitud en el alma y mucho amor en el corazón.