Entrada destacada

El reto de gratitud de 7 días

Este fue un reto de redes sociales, que consistía en dar gracias por tres razones durante 7 días. Dia 1 1. Doy gracias a Dios por mi vi...

viernes, 12 de agosto de 2022

"Gracias" a mis compañeras del Marymount

 Chicas ya las extraño! Qué días tan especiales, el amor y la afinidad fluían y la alegría del encuentro llenó todos los espacios. Alguna vez les conté que yo siempre me sentí huérfana de esos afectos que sólo se logran en la infancia y adolescencia con los compañeros de estudio. Sentía nostalgia cuando mis amigas se referían a sus amigas de infancia y yo pensaba que nunca iría a tenerlas. Yo cursé mi preescolar en el Colombus y hasta segundo de primaria en el Sagrado Corazón de La Habana. Luego en el año 60 que salimos de Cuba, ingresé a Little River School que era cerca a la casa de mi abuela, donde fuimos sus huéspedes durante unos meses. De allí pasamos a Miami Beach por el trabajo de mi padre y estudié en el Central Beach School hasta el cuarto elementary cuando una vez más cambiamos de país y llegué al colegio La Inmaculada en Barrancabermeja. Allí solo había primaria, de manera que el primero y segundo año de bto. los cursé en el Colegio Femenino. Ya un poco recuperado mi padre de la escacez monetaria, llegué a hacer parte de la cofradía Marymount hasta el grado de High School. Como ven, fue el colegio donde más tiempo estuve a pesar de haber sido solo cuatro años. Saber que hago parte de un grupo de amigas de colegio llenó ese vacio y transformó la nostalgia de no haberlas tenido; pero además, no pude imaginar un mejor grupo y me siento recompensada plenamente de toda aquella privación que sufrí por muchos años. 

Este cuento largo me permito hacerlo para que perciban el sentimiento que me anima cuando comparto con ustedes unos días que siempre han sido maravillosos. El compartir los recuerdos, las risas, las historias, las ocurrencias, los recorridos y sobre todo el cariño que se siente, es para mi de un valor incalculable. Por eso no me alcanza la palabra "gracias" para expresarlo todo, sólo espero que capten aquello que las gracias no dicen, en el relato que les acabo de compartir. Dios me las proteja, las consienta y las llene de bendiciones. Amén.

martes, 21 de junio de 2022

Artículo publicado por La Linterna Azul

 

EL CALVARIO CUBANO

29/09/2019 | Por Silvia Artola Roig

Enero Año 1959, Cárdenas, Cuba

Don Ramón Arechabala contrae matrimonio con Amparo Alvaré, en una fastuosa y muy difundida boda celebrada en el famoso Club Náutico de Varadero, a tono con la fortuna de la familia fundadora y propietaria, entre otras cosas, de la fábrica del ron Havana Club, catalogado por los expertos como el mejor del mundo. La isla era uno de los más apetecidos destinos turísticos por sus atractivos naturales, su infraestructura y tecnología de avanzada, su oferta generosa de lujosos hoteles, grandes casinos y espectáculos con protagonistas de reconocimiento mundial. Todo transcurría en perfecta armonía para la familia Arechabala y para muchas más de nuestra preciada y dolorida patria. Acababa de llegar al poder con amplio respaldo y grandes expectativas del pueblo, el Comandante Fidel Castro Ruz.

Año 1962, Industrias Arechabala, Cárdenas, Cuba

En una plenaria de los trabajadores de la fábrica de ron a comienzos del año 62, irrumpe una docena de milicianos armados quienes, luego de intimidar a los asistentes, despojarlos de sus pertenencias más valiosas y fusilar a unos cuántos rebeldes, se llevan detenido a Ramón Arechabala, a quien su esposa Amparo le suplicaba días antes abandonar la isla por los acontecimientos que se estaban sucediendo como parte de la revolución. Los intrusos con arengas antimperialistas y violencia arbitraria, dieron orden de expropiación a la fábrica que producía además de ron Havana Club, azúcar refinada, Brandy Relicario, Cremas Arechabala, Coñac Arechabala, caramelos, Ron Caña, Alcohol natural y combustibles y dejaron a más de mil empleados bajo las órdenes del gobierno comunista del dictador Fidel Castro Ruz.

Días después, aún bajo el impacto de lo sucedido, los Arechabala abandonan la isla con destino a España sin sus pertenencias, sin sus familiares y sin tener un rumbo final definido ni una estrategia de supervivencia.

En poquísimas palabras les he descrito parte del argumento de “Amparo” una curiosa obra de teatro de inmersión, que nos llevó de la mano por los últimos 63 años de la historia cubana y tuve la ocasión de disfrutar en Miami, en una presentación que, desde abril, no ha dejado boletos libres ni en una sola de las dos funciones diarias que ofrece con más de 20 actores cubanos. En esta producción, contada por la protagonista real como el pago de una deuda con sus propias familias y compatriotas que merecían conocer toda la verdad, los asistentes tuvimos la oportunidad de revivir el horror de la implantación del sistema socialista y el sufrimiento de las familias desmembradas, deshechas y despojadas arbitrariamente del fruto de su trabajo y el de sus ancestros. Ésta devastación que abarcó no solamente a la población cubana emigrante sino a quienes permanecieron en su patria esperanzados en las promesas de la revolución, se originó en un sistema montado a la fuerza por un puñado de jóvenes revolucionarios liderados por Fidel Castro Ruz, que luchaba por la toma del poder para lograr un modelo social y económico que garantizaría pleno empleo, educación, salud y vivienda gratuitas, equidad social y una reforma agraria que, por justicia elemental, cedería la tierra a quienes la trabajaban directamente. Un modelo que 63 años después, entrega la isla destrozada, sus habitantes en la pobreza absoluta, la mitad de su población sufriendo el exilio en países solidarios y los cuatreros revolucionarios con fortunas inmensas en paraísos fiscales e inversiones descomunales en lujos del capitalismo más salvaje. Un modelo que contó con el apoyo entusiasta de miles de campesinos y ciudadanos que sufrían penurias económicas y vieron en el nuevo esquema de gobierno la solución a sus afugias y un devenir meritorio para las futuras generaciones.

Año 2019, Colombia

A diferencia de las Fuerzas del Ejército Rebelde con quienes Fidel Castro destruyó la democracia en Cuba, aquí la guerrilla no pudo tomarse el poder por la fuerza ni a través de la lucha armada que tanto dolor provocó a muchas familias colombianas. Como rendirse no es algo que tengan en sus planes, decidieron hacerlo por el camino de la paciencia y la inteligencia y sus frutos los estamos viviendo hoy día: el magisterio, la justicia, los medios y el congreso tienen en sus filas miembros del partido comunista que en nombre de la paz, han adoctrinado a la juventud, han fallado en contra no sólo de la legislación colombiana sino del más mínimo sentido común al ofrecer impunidad a delincuentes y condenas abusivas a prestantes personalidades del ámbito político y militar. Pero también se han prestado a cambio de jugosas prebendas, para desinformar al país desde micrófonos que fueron prestigiosos y que hoy hacen apología de aquello que diez años atrás era considerado vergonzoso, ilícito o indebido. El marco jurídico bajo el cual toman decisiones el alto gobierno y las cortes lo acomodan a la medida del agresor o lo interpretan a su arbitrio para justificar lo que no tiene justificación. Por otro lado, y muy convenientemente, los tributos excesivos deterioran al sector productivo y desestimulan la inversión en nuevas formas de generación de empleo y riqueza.

Un país con altos índices de desigualdad, una economía deteriorada, dividido y polarizado entre amigos y enemigos de la paz, desilusionado con los gobiernos de derecha que han saqueado el erario como lo haría también un comunista convencido; un país que enfrenta un proceso de legalización de capitales ilícitos y criminales de alto rango garantizándoles impunidad y la conservación de sus haberes; un país que dijo NO a ese acuerdo que llamaron erróneamente pero a propósito, “paz” y luego de que el estado desconociera su decisión, sigue anhelando un cambio cualquiera que éste sea pretendiendo así un peligroso tiro al blanco a ver si le apuntan a la redención definitiva; un país con un ambiente propicio para que las raíces que ha desarrollado la izquierda seguidora del Foro de Sao Paulo, fieles admiradoras de George Soros y de los Castro Ruz, retoñen en acciones populistas y prometedoras que encandilen a las poblaciones vulnerables, quienes ciegos ante la hecatombe venezolana y sordos ante los llamados a la cordura que elevan quienes tienen claro el rumbo que han tomado las cosas, terminen como lo hicieron los cubanos y venezolanos menos favorecidos que hoy sí están favorecidos pero con más pobreza, hambre, miseria y desesperanza.

Año 2019, Octubre. Todo el territorio colombiano

“El comunismo no llegará jamás a Cuba” “Hace falta un cambio de política porque la derecha ha llevado al país por muy mal camino” “Aquí no triunfa un gobierno comunista, el pueblo no es bobo” Estas frases que escuché anoche en la obra teatral y que me eran familiares desde toda la vida, me sonaron aterradoramente similares a las que se están pronunciando hoy aquí, en vísperas de la designación de nuevos gobiernos departamentales y municipales. El explicable deseo de una renovación estatal nos está haciendo virar la mirada hacia unos planteamientos sociales y económicos que parecen atractivos y están siendo liderados por expertos y adiestrados militantes del partido comunista que saben bien cómo se logra conquistar la adhesión a sus doctrinas con ofertas seductoras que terminan siendo palabras al viento. Porque una vez el poder en sus manos les permita enfocar sus fortalezas en lo que realmente buscaron y expresaron desde un principio, emplearán sus recursos en hacerse a los bienes y riquezas producidas por los colombianos y repartir equitativamente al pueblo las migajas que les permitan una supervivencia limitada y sean así materia de fácil disposición. Y de la misma manera como los Arechabala y muchas otras familias adineradas accedieron a la expatriación, quienes fueron sus trabajadores que tenían unas condiciones aceptables, por decir lo menos, de trabajo, ingresos y libertad, terminaron viviendo en las peores condiciones que no hubieran podido imaginar cuando le dieron el sí a un gobierno socialista.

La absurda contradicción es que quienes más desearon el cambio y apoyaron el experimento de una nueva doctrina como el gobierno que les ofrecería por fin la equidad social, fueron quienes tuvieron que llorar sobre las cenizas de una vez próspera y prometedora tutela democrática porque les enseñaron a pensar que era esa la causante de la inequidad donde unos poseen las riquezas y otros nunca lograrán alcanzarlas. No se dieron cuenta nunca que la desigualdad es propia de nuestras mismas divergencias. Divergencias en visión, en aptitudes, en actitudes, en objetivos, en nivel intelectual, en sistemas de crianza, en modelos familiares y en muchos condicionantes más que permiten a unos triunfar en una actividad en las que otros fracasan y a esos otros salir victoriosos en disciplinas que no a todos interesan. Es esa diversidad la que nos conduce por caminos diferentes, la que impulsa a unos a persistir y a otros a abandonar. A unos los lleva a intentar y a otros a delegar. A unos les permite frustrarse en un intento y a otros percibir el reto en el fracaso.

En la Cuba del siglo XXI, luego de un socialismo maduro y consolidado, la educación gratuita resulta un fracaso para quienes tienen intereses distintos a los asignados por el estado que impone porque financia. El cubano joven ha preferido realizarse en prácticas que no requieren de preparación académica porque ha visto que el éxito económico muy relativo, por cierto, lo obtiene quien está en contacto con la propina del turista. Es así como se han ido sustituyendo las vocaciones profesionales por las preferencias en labores de portero de un hotel, mesero de restaurante, maletero del aeropuerto, el taxista, el camarero, el oficio que permita, en fin, acercarse al euro y al dólar a como dé lugar. Una muy diplomada y prestigiosa médico cubana, con varias especializaciones y a cargo de pacientes de importantes instituciones de salud dedicadas a turistas y personalidades, a quien conocí en un viaje a La Habana, ganaba el equivalente a US$70/mes en el año 2010 el cual era uno de los sueldos más altos del país. Su hijo, con visión más comercial (las divergencias, la desigualdad…) se retiró en el segundo semestre de una carrera que no pudo elegir y se esforzó por defenderse un poco con el inglés y el francés para servir las mesas en un restaurante de la Habana Vieja, donde lograba ingresos promedios de US$300/mes. Esta es la juventud de hoy, dirigencia de mañana y estas son las secuelas de un régimen que considera la raza humana como una cepa uniforme que debe depender de un gobierno que conduce al país por el camino sin desniveles que considera el adecuado para todos, mientras usa sus recursos para enriquecer a toda la clase dirigente y subvencionar a otros países que quieren incorporar al plan expansionista del comunismo del siglo XXI. Ese mismo comunismo que hoy demasiados colombianos están resueltos a respaldar en los próximos comicios.

La experiencia de “Amparo” la obra que se vive no como espectador sino como integrante mismo del drama que se pretende comunicar, me impactó profundamente al permitirme equiparar algunas de las experiencias de la familia Arechabala con las vividas por la mía propia en los años después de la revolución. Las maletas con las cuales salieron de Cuba Ramón y Amparo eran tan idénticas a las que llevaron mis padres, que los recuerdos me avasallaron de manera significativa. Vivencias que creía olvidadas, estaban presentes en el subconsciente esperando una ocasión como ésta para expresarse en sentimientos fuertes, tristezas y añoranzas. Y al advertir además las semejanzas con lo que se está gestando en Colombia, el horror de esa realidad posible me está obligando a elegir entre la pasividad, la entrega y la fuga, o la lucha, la resistencia y la esperanza de un repliegue manifiesto de la propagación ya avanzada del comunismo del Siglo XXI en ésta, mi segunda patria.

Quienes no lo han vivido, no sabrían entender las señales que se perciben del proceso y la claridad con la que se hace la homologación de la evidencia. Pero créanme por favor: cada día es más estrecho el espacio que nos separa de la venezolanización de este país. Creo que ya ni siquiera depende de nuestra decisión en las urnas.

lunes, 20 de junio de 2022

Colombia eligió!

 

¡Bueno Colombia, elegiste! Aunque los resultados no me terminan de convencer y los atribuyo a algún intruso código informático, entiendo que estaban dadas las condiciones para que llegara al país el “cambio” tan anhelado por ciertas mayorías que votaron por un diseño falaz de futuro igualitario y soluciones mágicas de un estado protector y de recursos inagotables. Ya tenemos presidente y les voy a hacer un cuento de la trayectoria recorrida por el sistema que asume el poder el 7 de agosto próximo.

La pobreza no es nueva y las desigualdades tampoco lo son. Es más, nunca dejarán de existir porque forman parte de las mismas diferencias congénitas o adquiridas del ser humano. Creer que un gobierno podría homogeneizar la población de un país es tan ingenuo como apostarle a un coeficiente intelectual superior para todos los humanos. ¿Pero por qué hemos llegado a pensar que sí es posible? Para empezar, se necesita generar conciencia de un problema; luego buscar algún culpable para finalmente, erigirse como la única solución y conseguir el entusiasmo y la adhesión de unos ingenuos ciudadanos. Esto lleva tiempo, pero si algo se puede destacar de las izquierdas es su paciencia y la capacidad convincente de su discurso populista.

Hace 30 años no se percibía tanta insatisfacción en la pobreza. La gente tenía dos opciones: aceptarla y congeniar con ella, o buscar maneras para progresar que eran entonces más factibles y en cierto modo, alcanzables. Porque veía la vida apacible y feliz que vivían campesinos y otras comunidades pobres, en armonía con su sabiduría primaria y sus costumbres, muchas veces me cuestioné si era mejor ignorar que conocer sobre temas como la inmoralidad de la política, el cambio climático, las pandemias, los peligros del glifosato, la sobrepoblación, la inminencia de la globalización y otros tópicos que causan desasosiego y nos impiden vivir hoy, el aquí y el ahora privándonos del descanso del sueño y agregándonos angustias y preocupaciones. Lo digo con autoridad porque siempre viví cerca del campesino y del obrero y por mi vocación primero y mi profesión después, me interesé siempre en el ser humano detrás de los estereotipos y las categorizaciones.

Y entonces llegó el discurso aquel, con el libreto del Foro de Sao Paulo y un objetivo político claro y comenzó a construirse sobre la desigualdad evidente y en mucha parte generada por la corrupción imperante en el país. Pronto se generó conciencia sobre ello haciendo que el campesino se concientizara del abandono del gobierno y se compadeciera de sus necesidades y que el obrero se sintiera explotado por su patrón y convencido de estar logrando la riqueza ajena a costa de su gran esfuerzo y sacrificios. Atrás quedaba la vida apacible, de pronto resignada, pero en armonía con sus propias capacidades. Ahora se convertían en víctimas, en mártires que no merecían su suerte gracias a la elocuente narrativa de los que se erigían como sus únicos redentores.

Ya con la insatisfacción exacerbada y la visión de una vida mejor, más fácil y merecida, lograron establecer el odio de clases y el resentimiento: dos ingredientes esenciales para lograr el triunfo que registraron hoy.

No veo cómo se armoniza una vida de insurrección criminal con un ejercicio del poder compasivo y humanitario. No vi en las guerrillas colombianas una filosofía benefactora sino una lucha de poder erigida sobre la miseria de algunos, la drogadicción de la juventud y la acumulación de riquezas para convertirlas luego en el medio de alcanzar sus objetivos. Objetivos que no conducen a mejorar la vida de nadie diferente a ellos mismos y financiar su obra expansiva por todo el continente.

Como ya lo hecho, hecho está, no vale la rebelión que conduce a más sufrimiento y solo nos queda honrar lo que nos queda de democracia, aceptando la elección popular y buscando acomodarse lo mejor que se pueda al nuevo escenario y a los cambios que elegimos. Ya no hay un Chapulín Colorado que nos defienda y recuerden que entre los planes del nuevo gobierno está la desaparición del ESMAD.

jueves, 21 de abril de 2022

País inviable?

 

Esta composición de fotos que recibí hoy por WhatsApp me llevó a lo más profundo de los sentimientos por Colombia y por el futuro de nuestros descendientes. Mucho ha tenido que pasar en el ámbito político nacional para que hoy veamos con naturalidad a los peores delincuentes y asesinos que ha tenido el país recibiendo homenajes, paseando por el mundo, ocupando una curul inmerecida mientras sectores de la sociedad aplauden y aseguran que todo es cuestión de perdonar; mientras las víctimas son relegadas a la indiferencia de su dolorosa condición y mientras los grupos desmovilizados parcialmente fortalecen sus condiciones para la lucha armada que los lleve a la coronación de sus intenciones de siempre: la toma del poder para implantar el socialismo.La capacidad de asombro se pierde paso a paso, desde el momento del nacimiento hasta el fin de nuestros días. La rutina en los colegios, la forma de enseñanza y muchas otras, son causas importantes del hábito negativo pero en la edad adulta, existen métodos muy eficaces para cambiar nuestra conciencia y hacer que veamos las cosas de una manera diferente. Y sin duda, ese proceso lo venimos viviendo desde gobiernos anteriores y el trabajo paciente de las corrientes de izquierda.Desde hace años, no sabría cuántos, se vienen trabajando muy sutiles formas de inducir en ciertas comunidades, la utopía de una visión de país muy diferente a la democrática; esto es relativamente fácil y cuando se cuenta con organizaciones internacionales que financian la estrategia, pues es cuestión de tiempo lograr lo que se propone. Primero resaltan las carencias, fácilmente encuentran un culpable y ofrecen una única alternativa de solución: la doctrina socialista que inculcan por inducción y por emociones. Obviamente este primer esfuerzo se dirige a lo que ellos llaman el proletariado: los “explotados” del capitalismo al que atribuyen todos los males de las sociedades modernas. No es difícil convencer en las carencias, ni es complicado atraer el interés de las clases obreras, campesinos, estudiantes, excluidos y desadaptados sociales.Lo que vemos hoy en Colombia es el progreso de ese trabajo de crochet que se fue tejiendo en los grupos sociales mencionados. Necesitan que el Estado les provea y este sistema se los promete pero no se hacen preguntas más allá de las que les dicta el deseo y la ilusión; el resto lo completa la perseverancia del hábil mentor y por supuesto, las desigualdades sociales que, dicho sea de paso, tienen generalmente su origen en las desigualdades naturales de cada ser humano en términos de aptitud, actitud, intereses y otros.Pero la realidad es que la sociedad que padecemos es cada vez más desigual y la corrupción ha hecho su mejor trabajo para contribuir enormemente a ello. Ponemos todas las esperanzas en los gobernantes que se han hecho elegir con métodos poco ortodoxos y mucho menos correctos y los elegimos una y otra vez.  De manera que las condiciones están dadas. Colombia es el caldo de cultivo y la izquierda es la bacteria que lo aprovecha para desarrollar su potencial devastador.Ya estamos en la etapa de la desestabilización, la polarización, la corrupción desbordada, las ideologías antisociales y familiares que se han sumado a la insatisfacción casi general con el sistema político imperante. Ya el trabajo de crochet está bien adelantado y contamos con líderes que promueven y estimulan el odio de clases y las insatisfacciones, algunas justificadas y muchas no. Ya los jóvenes han recibido su inmersión teórica y emocional en todas las maniobras que bien conocen y aplican los caudillos de la izquierda que les reafirman, desde el ángulo incorrecto, que sí es posible un futuro mejor en el cual no es necesario el esfuerzo, el estudio ni el trabajo para lograr el cometido.Ver estas imágenes que les comparto, me hizo rebelar muy fuertemente contra la pasividad y la tolerancia con la que hemos permitido el avance de este sistema del cual no conocemos otro fruto que el fracaso. Me cuestioné sobre la manera en que, a pesar del rechazo, he caído junto con la mayoría del país en la zona de confort de la aceptación y la seguridad que da el ver los toros detrás de la barrera. Cada día es un día menos para luchar desde las formas de la democracia, la ética y el amor contra el país inviable que nos están construyendo ante nuestros ojos mientras nos atamos voluntariamente las manos a la espalda.

Analizando a los últimos presidentes

Pensando que hemos tenido 7 presidentes en los últimos 40 años, entre quienes se han señalado delitos como compra de votos, violencia de partido, ingreso de dineros del narcotráfico a las campañas, fraude, malversación de fondos públicos y un puñado más de señalamientos que se diluyen en la opinión pública al final de sus periodos presidenciales, centrando entonces la atención en el nuevo proyecto o ilusionados con el cambio "ahora sí", o simplemente por la desidia colombiana, su inercia y su apego a la zona de confort.El último mandatario que despedimos nos dejó el país descuadernado: deuda externa cuadruplicada al mismo ritmo de los cultivos de coca; el despilfarro disparado, se "gastó" una bonanza petrolera, el dinero de la venta de activos del Estado, todas las coimas de Odebrecht, manejó a los medios y al congreso con recursos públicos y un largo etcétera. Somos pocos los que hemos comentado esto pues la quimera fantasiosa de la "paz" provocó tal entumecimiento del intelecto y la lucidez, que aún perdura.No obstante todo ello, un presidente que hace 10 años entregó su mandato dejando más del 80% de aprobación a su gestión, está hoy en el pico de la recordación y sus detractores se cuelan en cualquier muro y en cualquier red social para endosarle los más ofensivos epítetos y los más monstruosos crímenes que no han podido ser probados en las centenas de demandas que han interpuesto en su contra. No hay día en que no me tropiece por lo menos con 10 alusiones al ex-presidente hasta en un chat que habla de la pesca de la tilapia!Esto será obsesión? odio? campaña de desprestigio? órdenes de un financiador? Bueno al menos lo han mantenido vivo en la memoria de quienes disfrutamos de sus resultados en nuestra inviable economía y en nuestro sometimiento a los luego congresistas de la república que entonces nos masacraban, extorsionaban y asesinaban. Y mientras la figura del doctor Álvaro Uribe Vélez siga viva en el país y los medios contribuyan a mantener y difundir su imagen a diario, continuará siendo el único mandatario que despertó tanto reconocimiento y cariño entre los colombianos y muchos países del mundo y años más tarde, al comenzar la corrupción de los medios al servicio del Estado, se logró la creación de una imagen paralela pero perversa del expresidente a la que atacan todavía muchos compatriotas que propagan y contagian a quienes no tienen memoria o no vivieron el país de antes o después del periodo 2002-2010."Hay una sola cosa en el mundo peor que hablen de ti: que no hablen de ti". Oscar Wilde.No entiendo porqué nuestros países latinos están apoyando con toda pasión la algarabía del "Black lives matter" una protesta cuyas motivaciones y propósitos son evidentemente diferentes al racismo.  Menos aún entiendo que haya que cambiar el nombre a los "Besos de negra" por no ofender a los negros. Y peor aún que Nestlé se preste a ello.  Qué está pasando?  cómo nos están desviando la atención de lo fundamental para debatir una protesta vandálica que ha debido terminar con un buen número de manifestantes en una prisión?Yo considero que los mismos negros se discriminan a sí mismos, a lo mejor por hacer el show o reclamar atención , sin necesidad. Ya el tema de las razas no  molesta sino a personas de bajo nivel cultural, a jóvenes, a resentidos, a gente cuyo ego supera su estatura; en plena época de la "inclusión" que tanto pregonan, nos deben ser indiferentes el color, la profesión, la orientación sexual o religiosa en un mundo donde aprendemos que todos somos hijos de Dios y que el valor de cada cual lo definen sus virtudes; la educación, la cultura, la solidaridad, la compasión, la simpatía, la inteligencia y muchas otras que nada tienen que ver con las formas exteriores ni con las preferencias de cada quien.Sería interesante poder razonar con un grupo de los manifestantes, claro que estoy pidiendo mucho, pero con seguridad se encuentra uno con razones interesantes de los pensantes o con personas "eco" que por lo general son los jóvenes, carentes aún de experiencias y criterio propio y se lo dejan moldear de los inconformes que más griten. También creo que me encontraría con personas de bajo coeficiente intelectual y con quienes no asumen su fracaso y culpan de éste a algo o alguien más.  Uno se discrimina a sí mismo porque no se acepta o porque tiene conflictos con lo que es o con lo que no pudo ser. El mismo término de afrodescendientes que se puso de moda es discriminativo. Acaso a un blanco le dicen "germanodescendiente" o  "anglodescendiente"? se llama blanco, que es un color como el negro, rojo, azul o verde. Por qué han satanizado esa palabra? si además ni nosotros somos blancos, ni ellos son negros. Hay infinitos matices que caben en cada color y que acercan el uno al otro.Cuando ya las pataletas no tengan resonancia, protestarán por algo más; la idea es desestabilizar y hacer muy notorias las fallas o errores de una administración y/o los vicios de una ideología con la que no comulgan. Eso sí, propuestas no hay: la intención no va por ese camino. Sólo favorecerá al país el cambio de sistema de gobierno y por supuesto, el que ellos proponen. Y la gente cae, se levanta y vuelve a caer. No miran a los lados, solo al frente que es donde escuchan lo que desean escuchar y sueñan con una realidad que jamás verán.Black lives matter, si señores así como las white lives, las yellow ones, las vidas animales y las de aquellos que no alcanzan a nacer.  No se trata de colores, todas las vidas importan. #todaslasvidasimportan

martes, 5 de abril de 2022

Una flor de más, caricatura de mi vida


Era una hermosa primavera. Nunca antes había visto tanta cantidad de colores, el cielo tan azul, las plantas tan alegres y mis compañeras tan danzantes y felices. Fueron casi seis meses en los cuales crecí feliz, bien alimentada, juguetona y sobre todo, muy amada. En mi plantita éramos cuatro flores; dos pequeñitas y las otras dos grandes y amorosas que nos cuidaban para que recibiéramos suficiente luz del sol, rocío de la mañana y el alimento que unos humanos nos regaban para que creciéramos fuertes y hermosas.
Y llegó el otoño: no sé por qué dicen que es una estación muy linda, para nosotros fue el comienzo de una vida diferente. Un humano muy rudimentario nos vino a arrancar porque no le gustaban tantos colores a su superior. De nada valieron los ruegos de nuestros amigos, los que vivían en nuestra casa y nos alimentaban; aquellas manos ásperas nos arrancaron de un solo tirón y fuimos a dar al piso junto con varias compañeras más.
Al rato salió de casa nuestra humana vecina y corrió a ver qué nos había pasado. Estábamos todas tristes, decaídas y no queríamos tener que soportar una vida de desarraigo ni necesidades. Ella pareció leer en nuestras anteras y nos levantó con cuidado del suelo lleno de piedras. “Las voy a llevar a un sitio más seguro” gritó, furiosa y nuestras compañeras que nos veían partir dejaban caer unas lágrimas en el piso mientras se las arreglaban para decirnos adiós con sus pétalos de colores.
Llegamos al nuevo entorno. Era un lugar muy bello, apacible y con unas muy buenas condiciones para nuestro desarrollo. Nos sembraron de nuevo y de inmediato mi hermanita y yo levantamos nuestros brazos y dimos las gracias por esta nueva oportunidad. Las otras dos flores de mi plantita, que ya estaban mas grandes, tardaron un poco más en su adaptación, pero finalmente llegó el día en el que se irguieron y enfrentaron con optimismo el nuevo contexto. Extrañábamos mucho a nuestros vecinos anteriores que nos regaban y nos daban cosas ricas para comer, pero nos fuimos
encariñando con otros seres y pronto éramos un bello arbusto que despertaba miradas de admiración justo al terminar esa tercera primavera lejos del hogar.
Sentimos mucho miedo cuando alcanzamos a escuchar a la humana decir que si, que estábamos para la venta y que valíamos unos cuantos reales. De nuevo nos tuvimos que enfrentar a un trasplante, esta vez a un lugar distante, sin las comodidades a las que estábamos acostumbradas; el nuevo jardín era muy caluroso; necesitábamos ser regadas con mas frecuencia y al final del día nuestros pétalos se doblaban por el calor y el cansancio. Despertábamos mucha curiosidad en los humanos porque no había por allí unas flores como nosotras, así que con frecuencia nos rodeaban y nos calificaban: unas veces de muy hermosas y otras de intrusas y de ilegales.
Pero allí desarrollamos de nuevo nuestras actividades y los procesos necesarios para vivir y salir avante una vez más. Nuestras hermanitas mayores se empezaron a marchitar; ya no eran tan lozanas ni juguetonas como antes. Nos cuidaban a las dos pequeñitas para que pudiéramos crecer, adaptarnos y reproducirnos de manera que no nos tildaran más de extrañas y empezáramos a tener vida propia con otras flores, así fueran un poco distintas de nosotras.
Pasó el tiempo lentamente al principio, en presurosa carrera después. Fuimos sometidas a nuevos trasplantes, aunque a sitios similares y no muy distantes unos de otros. Cuando ya mi hermana y yo fuimos adultas, las dos florecitas mayores se fueron apagando y en un invierno una se cayó de su precioso sillón verde y no sobrevivió al golpe. La otra se marchitó hasta que un día perdió sus colores y no quiso vivir más. Dejó de beber, dejó de abrir sus pétalos para recibir el sol y una mañana triste al despertar, vimos que ya no vivía con nosotras.
Nuestras semillas habían producido otras flores similares con las que nos sentíamos muy a gusto. De manera que, con el cáliz lleno de añoranzas y dolor por lo perdido, hicimos una nueva vida cada una y nos mantuvimos en el mismo jardín sin separarnos más.
Las primaveras llegaban y se iban; ahora estábamos rodeadas de capullos y flores más jovencitas. Fue divertido ayudarlas a crecer y convertirse en flores exuberantes con vida propia; fue lindo compartir cada etapa de su desarrollo y muy satisfactorio ver que lo estaban haciendo bien. Ya
tenían nuevos colores, algunas habían ampliado sus pétalos y también tenían ya sus capullos a punto de abrir para convertirse en flor. Algunas fueron arrancadas de su planta y obligadas a permanecer de adorno en una vasija hasta que morían de dolor. Otras fueron vendidas y trasplantadas en otros terrenos, unos más lejos que otros, pero se adaptaron bien y vivieron felices. Mi hermanita se había cansado de tanto perder, de tanto luchar, de tanto dolor y había resuelto no vivir más; un día dobló su pedúnculo y una semana después cayó al piso marchita y avejentada.
Yo era ya la reina madre; sin reino y sin corona, acompañaba a mi descendencia y sus capullos y estaba presta a acudir en ayuda de quien me necesitara. Por supuesto, cada vez menos pues ya no requerían mucho de mí, ya eran grandes y bien formadas flores, coloridas, sanas y felices; ya yo no era necesaria y algunas veces, cuando mi posición les obstruía el rayo de sol, resultaba molesta y se alejaban de mi. Cada una formaba su destino, sin saber, como ya yo lo sabía, que ese destino podía cambiar en cualquier momento, sin respetar los sueños y las ilusiones que se hubieran podido depositar en el mañana. No eran muy conscientes de que nada nos llega de regalo cuando ya se han marchitado papá y mamá. No sabían diseñar el futuro en base a las experiencias de tiempos pasados y siempre estarían expuestas a esos cambios repentinos y no siempre felices que la vida nos presenta en el camino. Pero las flores mayores no podemos resolver lo que probablemente ni siquiera vamos a vivir y tratar de hacerlo nos agrega demasiado peso que ya los pétalos se resisten a soportar. Ya es hora de marchitarnos, la vida ya es ajena, es de las flores nuevas y la misma planta que nos da el soporte desde que nacemos, ya nos ve como... una flor de más.