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Este fue un reto de redes sociales, que consistía en dar gracias por tres razones durante 7 días. Dia 1 1. Doy gracias a Dios por mi vi...

domingo, 23 de diciembre de 2018

Thanksgiving 2018

Mis hijos: Qué lindos ratos me regalaron este fin de semana. Tenerlos juntos y cerca a los 5 hijos y 4 nietos es mi mayor ambición a estas alturas de mi camino. Doy gracias a Dios que lo permite y que todos están bien de salud de cuerpo y mente. La vida es más corta de lo que uno cree a la edad de ustedes y que estemos unidos, así toque en la distancia y que también ustedes estén unidos entre sí con sus respectivas familias, es mi segundo mejor regalo. Porque el primero e irreemplazable son mis cuatro tesoros que me llenaron un día la vida de ilusiones nuevas, de amor nuevo, de abrazos, de besos, de esperanza y felicidad. Tesoros que me hacen feliz cuando los veo dormidos en mi cama o cuando desordenan cada espacio por donde van pasando para disfrutar a su manera de estar reunidos y contentos.
Esta tarde ya sola en esta casa que se crece y se hace inmensa cuando no están, pensaba que no sé manifestarles toda mi alegría y gratitud por hacer éste, mi sueño de siempre, una realidad. La rutina vuelve pero se siente más llevadera cuando el corazón está repleto de tantas emociones y experiencias. Hoy somos 11, siempre fue pequeña mi familia; pero cualquier día, cuando El Señor lo disponga y sea el momento, la veremos crecer y llenarnos nuevamente de sensaciones nuevas y sorprendentes. Experimentaremos todos otra vez la vivencia sublime de dar la bienvenida a un nuevo ser que nos trae la luz que nunca se apaga y el amor que se reinventa para él.
Gracias por tanto que me aportan para desear vivir. Gracias por disponer de estos espacios para reunirnos. Gracias porque sólo en ustedes siento que la vida no es tan corta; sólo en ustedes veo un futuro para mi, en amor o en recuerdos, pero real y presente como la vida misma.
Los amo. Gracias. Vayan con Dios.

Llegamos al punto de no retorno?





Con frecuencia oigo o leo preguntarse cómo es que algunos se escandalizan con la foto de Guacho muerto pero les parece normal tener a unos narcotraficantes, secuestradores, asesinos y violadores ocupando una curul en el Congreso de la República. Yo creo entenderlo un poco y me lo explico en tres escenarios:

Durante 8 años Juhampa nos sometió a un proceso de desensibilización sistemática, de manera que nuestros buenos líderes fueran vistos como asesinos, delincuentes, paracos y ladrones. Montar procesos falsos y pagar testigos se hizo recurrente y se volvió paisaje. A nadie parecía molestarle esta práctica que sembró dudas que luego se volvieron certezas, sobre la moralidad de muchos líderes de la oposición. Genial forma de opacarla, de minimizarla y finalmente, hacerla desaparecer.
Paralelamente la izquierda hacía su ya probada labor de adoctrinamiento, seduciendo las mentes más frágiles como las de jóvenes y personas de estratos bajos, convenciéndoles de las bondades de un cambio de sistema de gobierno para que todas sus penurias fueran resueltas.

Por el otro lado corrían ríos de mermelada, asegurando que la justicia y los medios de comunicación se adhirieran a la tarea de desinformar y sesgar los hechos para favorecer la intención del Estado.

Y aquí tenemos el resultado de ello: lo que antes era bueno, hoy es malo. Lo que antes era costumbre, hoy es homofobia, feminismo, no-inclusión. El sistema de valores se está invirtiendo aceleradamente, los jóvenes creen que se las saben todas y se merecen todo (tal vez como nosotros alguna vez) y los líderes que prometen la redención, recitan sus discursos prefabricados en Cuba que incitan al odio de clases. Los empresarios son los opresores, los políticos los ladrones (y sí, pero ese apelativo aplica también a ellos mismos) y el pueblo es la víctima, el sistema el victimario.

Lo curioso de lo anterior, que la corrupción de hoy podría validar, es que el modelo de izquierda es el que mayores fracasos ha sufrido en la historia. El cáncer de Colombia no es el sistema: es la corrupción que impera en él y así será en cualquier otro que quieran inventar o extrapolar pues el corruptor está en la gente; está en la comunidad, está en el ejemplo y en lo que se ha venido recompensando con la admiración de la sociedad. La responsabilidad que nos atañe es volver a la educación desde el hogar y formar niños con valores, que se conviertan en ciudadanos íntegros y de allí surjan políticos con verdadera vocación de servicio honesto. Como alguna vez fue; como quienes lo vivimos, lo añoramos. Un viraje a la izquierda en medio del caos que vivimos, sería una verdadera hecatombe y la vulnerabilidad está en el tiempo que tomaría comenzar por donde se debe.

Pero el discurso va aumentando su poder persuasivo y su capacidad de engaño y aumenta la turba de cándidos devotos. Poco a poco se incorporarán a ese discurso las palabras imperialismo, revolución, igualdad, capitalismo, opresión, burguesía, libertad y unas cuantas más que mi memoria registró alguna vez y las asoció al exilio y al sufrimiento.

Aquí no hay ningún redentor, colombianos. Todo está inventado ya y lo que estamos viviendo es su implementación. Nosotros decidimos apoyarla con nuestra pasividad o nuestra torpeza mientras la oscura misión avanza sin tropiezos. Ya no sé si estamos a tiempo todavía para torcer el destino a nuestro favor o hemos tocado el punto de no retorno.